Cuando el papel no sirva de nada
Caminaba cargando una mochila vacía, dos billetes
y toda la soledad
que podía caber en un hombre.
Tu silencio aturdió mi silencio,
Fue música crónica hiriente.
Y estaba tan frío el andén que
Caminé por el borde.
Dibujando palabras autoricé
Mi decenso.
Con la botella en los labios
Y tu coherencia en la nuca.
Le jugué un pleno a tus ojos
Y me vi tan perdido.
Sentí de inmediato
Eso que no va a ser nunca.
Arranca el juego
Y cada uno por su lado.
Giramos, acontecemos, acoplamos.
Sentimos
tan distinto oh!
Sonamos,
al unísono.
Al final no somos tan distintos.
Rodamos en el paño.
Tan inútiles. Tan hechos.
Tan sometidos
A la verdad que padecemos.
Sin tiempo, sin ideas
Sólo un latido en el pecho.
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