Tuve que matar

No volví a verlo, ya casi nadie pregunta por él. Hace un tiempo ya que dejé de pasar por aquél lugar donde enterré sus restos. Se parece a mi pero ya no soy yo, porque lo tuve que matar. Lo conociste, sé que sí, sabés que sí y hasta creo que lo quisiste. Hasta creo que todavía lo quiero. Pero cómo saberlo. Y pasaron tantas cosas. Fueron necesarios tantos cambios, tantas otras muertes. Sonrisas, deseos, edificios que caen.

La ausencia también es un lugar. Un lugar que redescubrir.

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