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Mostrando las entradas de enero, 2021

Cuando el papel no sirva de nada

Caminaba cargando una mochila vacía, dos billetes y toda la soledad que podía caber en un hombre. T u silencio aturdió mi silencio, Fu e música crónica hiriente. Y estaba tan frío el andén que Caminé por el borde . Dibujando palabras autoricé Mi decenso. Con la botella en los labios Y tu coherencia en la nuca. Le jugué un pleno a tus ojos Y me vi tan perdido. Sentí de inmediato Eso que no va a ser nunca. Arranca el juego Y cada uno por su lado. Giramos, acontecemos, acoplamos. Sentimos tan distinto oh! Sonamos, al unísono. Al final no somos tan distintos. Rodamos en el paño. Tan inútiles. Tan hechos . Tan sometidos A la verdad que padecemos. Sin tiempo, sin ideas Sólo un latido en el pecho.

Un último vuelo

  En el aire se alzaban las dudas de los pensantes, mientras la realidad era gobernada por los impulsos de los idiotas. Parecía ser la eterna premisa en el nuevo planeta. Todos los días eran iguales para Osvaldo desde que se había alejado de la agencia. Tenía 56 años, pero lo obligaron a jubilarse por una lesión en la espalda, tras un aterrizaje accidentado. Vivía sólo en un modesto departamento. En un período de 2 años, pasó de viajar por el espacio y visitar planetas, a ocuparse de regar las plantas y darle de comer al gato. Ya llevaba casi un año de esta rutina que no parecía poder aguantar. Había dedicado su vida a su trabajo, pero al dejarlo, descubrió que no tenía vida, se sentía muy sólo y muy inútil si no trabajaba. Todavía se mantenía sano y con ganas de seguir descubriendo las maravillas del universo. El infinito universo, la incertidumbre del todo. Sólo mirar al cielo le provocaban celos. Se sentía limitado, enjaulado. Todo era mentira, se cansó de pensar. Decidió que, s

Los imparciales

  -¿Cuál es tu problema?- preguntó Rubén al notar que ahora Kevin caminaba con cierta dificultad. -Estoy cansado, es mi rodilla. -¿Querés más analgésicos? -No por ahora, más tarde puede ser. Hacía una hora que habían aterrizado la nave y desde entonces no paraban de caminar. La Tierra era un escenario inhóspito, los muchachos caminaban entre nubes de humo y vapor como si estuvieran visitando el último subsuelo del mismísimo infierno. El cielo era de un oscuro color rojizo, apenas llegaba a verse una luz borrosa que parecía ser la Luna. La noche y el día eran iguales. -¿No te avisaron que era para hombres este trabajo?- exclamó Marcos mirando a Rubén, aunque su mensaje iba dirigido hacia alguien más. Rubén sonrió por cortesía, tratando de aliviar la tensión. Kevin tenía ganas de insultar a Marcos porque ese comentario sí lo había herido. El quería caerle bien a todos, pero no siempre lograba hacerlo. -Si nos separamos abarcaríamos más territorio- dijo Marcos. -Sí, pero n