Jazmín 3

La banda que hacía esquina en Piedras y Carlos Calvo era picante. No tenían armas, pero sí muchos tatuajes. Siempre que pasabas por ese lugar ellos estaban ahi tomando y hablando a los gritos, les encantaba llamar la atención. Jazmín era un fuerte referente de esa manada. No se le achicaba a nadie. Con el pasar de los años, estar vivo y estar libre se convirtieron en requisitos imposibles de sostener para todos estos muchachos y muchachas. Todos menos Jazmín. Era la única que pudo salirse del mundo de la noche, del robo, de la droga y entrar en el mundo de cuidar a tu familia y hacerte cargo de tu vida. Un dia me la cruce con una mochila y entendí que estaba terminando la secundaria, yo venía de trabajar, era ayudante de electricista en una obra de parque patricios. Intercambiamos unas palabras, noté que se sentía muy sola y algo perdida. No tenia la confianza que solía tener, pero la felicite por como estaba llevando las cosas y me alegre sinceramente por ella al ver que estaba estudiando. Cuando ibamos a la primaria solía verla en los recreos siempre rodeada de amigas, tenía alma de líder. Por alguna razon con el tiempo las chicas empezaron a dejarla de lado. Su prima también. Por qué sería? Tal vez porque ya no podía salir y vivir como ellas. Ahora tenía responsabilidades, quería ser alguien. Recuerdo una noche hablando con Coco. Se me dio por preguntarle qué sabía de Jazmín y me contó una historia muy fuerte acerca de que su papa la había violado reiteradas veces cuando era tan sólo una pequeña. Tiempo después su padre caería preso y desaparecería, había rumores de que habia viajado a Uruguay donde tenía parientes. Coco era mentiroso, aunque tal vez, esta vez le creí...
Le perdí el rastro, deje de verla. Empecé a odiar a mi capataz, el trabajo en la obra me estaba matando. Llevaba un año y quería abandonarlo. Pero la verdad me gustaba tener mi dinero, por eso aguantaba. No importa lo rápido qué doblara un caño o lo prolijo que cortara una bandeja pasacables, en el montaje eléctrico siempre te decían que estabas mal y que estabas tardando mucho. A veces el capataz contaba historias sobre un empleado de la empresa que había conocido en otra obra, un viejo misionero que era, según sus palabras, "el mejor cañista del mundo". Contó que doblaba caños con el cuello y cortaba bandejas de aluminio sin marcarlas y aun asi siempre le salía un corte perfecto y derecho. Lo amaba. Seguro habían tenido algun tipo de romance, ambos eran de misiones. Que se jodan. Pasados los años aprendí a ponerle buena cara a mis jefes. Parte de madurar es aprender a ser falso.
Un día mientras disfrutábamos de una murga un domingo en San Telmo, Coco y los demás tenían sed. La estabamos pasando bien, al ritmo del candombe, el sudor, y el conjunto de vecinos y turistas. Coco se fue a comprar cerveza y los demás lo seguían. Decidí quedarme sentado en el pórtico en el q estábamos y esperarlos ahí. Estaba cansado. Había subido y bajado muchas escaleras ese dia en la obra. Entonces, mientras veía a los murgueros pegando saltos y patadas pude verla. Era Jazmín. Coco me habia dicho que se había vuelto loca y estaba de novia con un gordito con cara de delincuente. Pero yo hacía años que no la veía.
Le hice señas, la llamé. Esta vez no quise evitarla, todo lo contrario.
-Como andas Jazmín? - Le pregunté.
-Eeey nene! Muy bien ¿y vos? tanto tiempo.
-¿No tenes 10 pesos para un vino?
Soltó una risa. Noté que estaba con alguien. Un robusto pibe, con ropa deportiva, un tatuaje en el cuello, pelo teñido y cara de malo, de pocos amigos. Jazmín hizo la presentación. Me quedé mudo.

Este "pibe" se llamaba Sofía y era su novia. Si, Jazmín era lesbiana. Me contó que habia sufrido mucho hasta aceptarse a si misma y luego hacer que los demas la acepten. Su ex novio no había tolerado éste acontecimiento, se sintió tan humillado que amenazó de muerte a Jazmín y a su novia que parecia un muchacho. Era un tipo realmente peligroso asi que tomaron la decisión de irse a vivir a Salta con unos tíos de Sofía, ya que su vida corría peligro. Estos tíos le dieron techo a las dos y a las pequeñas hermanas de Jazmín, a pesar de que vivirían todos apretados y se compartirían las camas (al parecer cuando la casa es chica el corazón es grande). De a poco pudieron explicar el asunto y ventilar su relación. Fue una larga transición. Me dijo que había terminado la secundaria y estaba buscando trabajo en salta, pero ahora había venido a Buenos Aires por unos papeles, trámites pendientes de sus hermanas que su padre nunca habia hecho según ella.
La abracé. Pensé que se merecían lo mejor. Lo deseaba realmente, sentí que ella estaba prosperando más que yo. Nunca terminé la secundaria y ella hablaba de seguir estudiando una carrera. No me molestó, sólo fue un pensamiento.
- Cuando volves a Salta ?
- Mañana. Asi que...
- Tomamos algo? Estoy con Coco y unos amigos.
- No gracias, tenemos planes de ir al puente de la mujer con Sofi.
Nos saludamos y pude sentir que dejaba todo lo malo atrás. Ya nadie iba a querer matarla. Nadie iba a violarla, ni ofrecerle drogas, ni incentivarla a cometer un robo. Cuando se iba volteó para mirarme. Sonrío y me gritó algo que no pude escuchar. La murga sonaba muy fuerte. Bailaban y cantaban: "No hay que llorar, que la vida es un carnaval".

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