Jazmin 2
Pasaron los meses, las resacas, tal vez pasó mas de un año. Cuando volví a hablar con Jazmín fue en una hermosa tarde de Domingo en plaza Dorrego. Esas tardes estaban cargadas de todo tipo de sensaciones, la plaza se llenaba de turistas, borrachos, artesanos, músicos, poetas, en fin mucha gente y dónde haya mucha gente siempre habrá sensaciones. Yo estaba tomando cerveza con mi amigo y tocabamos la guitarra, no eramos muy buenos pero a veces lograbamos juntar un dinero prudente para emborracharnos sin culpas. Ella nos vio de lejos y aunque tratamos de evitarla no pudimos. Jazmín era una chica muy linda, pero también muy insoportable, muchas veces me la encontraba por San Telmo y cruzaba la calle o hacía lo posible para que no me vea. Era mal hablada y muy caradura, siempre quería pedirte algo.
- Que hacen?
Se acercó berreando hacia la botella.
Se acercó berreando hacia la botella.
- Tranquilos, pasando la tarde.
- Me vas a cantar una serenata?
- Eso es para las damas.
- Ah. Estás diciendo que yo no soy una dama?
- A vos que te parece?
- Asi quedamos-. Me dijo mirándome a los ojos luciendo su actitud desafiante-. Me convidas de tu cerveza?
- No.
- Bueno tomo igual porque tengo sed.
- Dale.
Mi amigo observaba. Ella lo miró. El tenía un aspecto bastante hipster, era muy raro para la epoca, lentes, un sobretodo largo, llevaba un libro de George Orwell, y un pequeño gorro negro. Jazmín era toda una piba de barrio. Cuando terminó de examinarlo le dijo:
- Vos qué onda antiojito?
- Yo nada. - Contestó él con un tono inseguro, como de alguien que esta por convertirse en víctima de un robo.
- Todo bien?
- Bien y vos?
- Bien.
- Me alegro.
- Me alegro amigo.
La enfrente y le rogue en vano que no se termine la botella pero ya era tarde. Se dio cuenta de que yo estaba molesto y se despidió.
- Chau lindo.
- Cuidate.
- Chau antiojito.
Se alejó perdiendose en el barrio y su jolgorio. Era una chica pesada, yo sabía que se juntaba con gente peligrosa, gente que robaba y vendía drogas. Sin embargo no le tenía miedo. Ella nació en el barrio al igual que yo, había una especie de absurdo respeto mutuo que probablemente era producto de esa ecuación. La odiaba y a la vez la respetaba, sabía que había pasado por situaciones muy difíciles y las seguía pasando a diario. Quizás por eso se la pasaba borracha y buscando problemas por donde iba.
Lo siguiente que supe fue que su madre había muerto, su hermana mayor desapareció y ella quedó junto a su hermano a cargo de las niñas, tenía otras dos hermanas mas chicas de unos 10 años. Con el tiempo deje de verla ebria por la plaza Dorrego y empecé a verla sobria, y en los supermercados, ahora siempre andaba apurada y ya casi no tenía tiempo para robarme la cerveza o burlarse de mis amigos. Una vez le pregunte por su prima y me contestó que ya no se hablaban. No quiso entrar en detalles. Jazmín estaba cambiando, le tocó crecer de golpe y descubrió que era una mujer. Empece a respetarla pero de otra manera, ya no la odiaba. Era una persona muy fuerte, capaz de enfrentarse a la adversidad y cuidar a sus hermanas, aún cuando su hermano paso un tiempo en la cárcel. Se cargó los problemas sobre sus hombros y pudo con todo, quien lo diría, la gente cambia. Crece.
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