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Sigo acá

A pesar de la rareza natural de nuestros actos. A pesar de que todo parezca ir en contra nuestro. Aunque nuestros corazones que yacen ahí cansados, no nos den un respiro de tanto bombearnos. Aunque hace dos días de nuestro no aniversario y parezca que no duele. Pero sentimos. Sí que duele. Y con el tiempo aparecen dolores nuevos. Y hay que aferrarse a cosas ingenuas, porque la vida es ingenua, imprudente, impredecible, infumable. Vos lo sos, yo lo soy. A veces me odio. A veces te odio. Cada día que pasa me voy a dormir amándote. Al despertarme te sigo amando. Todo es difícil, todo está sucio… pero entonces algo aparece, siempre algo aparece, una sonrisa, un gesto, la palabra justa… en el momento preciso. Y entonces somos, lo que tenga que ser, lo que podamos ser… pero somos. Y qué lindo ser juntos.

A cierta hora en que la noche se hace día

Entonces el sonido de un avión. Primero levantarse con la luz del cielo en la cara, después el sonido de un avión -como si toda nuestra vida fuera a significarse con la presencia de los aviones a partir de ese momento-, paseaba en el cielo lentamente. Llevando o trayendo gente. Muy lejos de mi nerviosismo matutino por haber despertado dos horas tarde de lo pactado por la rutina. Igualmente no creo que fuera la primera vez que llegaba tarde al trabajo esa semana. Pero ésta vez era diferente, no era la misma persona que el día anterior, algo tenía otro gusto en el aire. Sí, el mundo estaba ahí como siempre, pero con otro sabor, con otra perspectiva. Con la sensación de que habían cambiado todas las perspectivas del universo. ¿Por qué repito tantas palabras?, ¿Por qué estoy llegando tarde al trabajo? Anoche salí, claro. Salí con alguien, -Se aleja el avión, el sonido ya no se escucha.- Se impacientaba, habían pasado dos horas del horario pactado y se encontraba listo, bañado y vestid

LO QUE LE PASA A HORACIO

  Las estrellas se alejaban, pero dejaban un hermoso recuerdo en el cielo de Buenos Aires. Éste permanecía inmóvil dentro de un cuadro que adornaba la pared en la recepción de un pequeño hotel de Tandil. Eran las 3 am y Horacio sabía que sería una noche larga, como todas las noches de su trabajo, así que admiró el Obelisco por última vez y decidió que iba a comenzar con su primera borrachera del mes. Se sirvió del único vino embotellado que había en la pequeña heladera del buffet (no le gustaban los modernos que venían en polvo), un poco de soda, y el resto del hotel podía derrumbarse para él mientras no lo molestaran. Cuando le informaron que había sido elegido para el trabajo, le pidieron que llene un bolso con las cosas que consideraba necesarias y que no conseguiría en la Tierra. Horacio no lo dudó, llenó el bolso de botellas de vino tinto. Que ironía que en la Tierra ya no se consiga buen vino , pensó mientras revolvía un cajón donde debía estar el destapador naranja con la fech

Intermedio

  -Acá un psicólogo se hace un picnic. Lunes . Todo empezó como un juego. Los noticieros apenas tocaban el tema y lo referido a ello parecían simples datos de color, algo ajeno que nunca iba a llegar ni remotamente. La casa nunca se vio tan semejante a una cabaña en medio de la nieve, daba la sensación de estar viviendo en otro país. Era un frío arrasador, pero no se sentía. Las ventanas se congelaban, los vidrios llenos de escarcha; no obstante los chicos jugaban descalzos en remeras de manga corta. En los recuerdos prevalecían días hermosos, soleados y primaverales. Paisajes de pensamiento y amigos felices que ya no estaban, y si estaban ya no eran felices. El padre se llama Luis y debido a estas nuevas revelaciones se vio tentado de recurrir a sus viejas actividades lúdicas. Luis fue músico alguna vez pero ahora, sentado en la silla de la bisabuela Bermuda (que Mercedes reparó muy fácil sin necesidad de ninguna herramienta), ha descubierto dolorosamente que no se sabe ninguna