Madurar es un sueño

Contemplé tu rostro
casi salido del mas bello sueño.
Noté el infalible pulso
de nuestro creador
en cada detalle, en cada rasgo.

Pensé en montañas.
En mi sopor divisé planetas
y lejanías.
Sentí la proximidad
de un futuro que,
aunque incierto,
ya no lo percibí tan aterrador.

Solté.
Solté el globo
que -dentro de sí-
ya volaba hace tiempo. 
Y con él se fue 
mi deseo de acompañarlo.

Caminé y me descubrí como caminante.
Se me reveló el verdadero sueño.
Inmerso en él, comprendí
lo que siempre quiso decirme
cada vez que me quitó el velo
en medio de las tinieblas.

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