El ciclo de la marmota
No bastará despedirme mil veces. No bastó no poder despedirme, no alcanzaría haber estado y es que ni siquiera el haber acertado cada una de las decisiones es garantía de nada. Y me preguntás qué es el karma, qué es dios, qué es la muerte y quién es el diablo. Lo mismo que vos y yo. El tiempo se pone caprichoso y cada vez te apura más, aprieta pero no ahorca -aunque vivimos colgados- y las horas son paredes que se cierran de todos lados. Ese sabor a sangre tuya , lo vas a sentir tantas veces que por desgracia será natural y al que lo agarre desprevenido le vas a decir que la vida es así, como un morboso. Pero es que sí, es así y al envejecer naturalizamos lo más horrible, lo más injusto. Se nos cansan las armas, se nos agotan las luchas y se despiertan dolores nuevos. Empiezan a doler nuestros padres, nuestros abuelos, nuestros amigos. Y así de a poco -y tan pronto- se apaga todo. Y alrededor escuchas esas voces groupies que, por última vez dirán -y sí... la vida es así.- Todos so